"Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada" (Marcos 13:1-2 BA)

El Evangelio del Reino - George Ladd

Cuando preguntamos a la Iglesia Cristiana: "¿Qué es el reino de Dios? ¿Cuándo y cómo ha de venir?", recibimos una aplastante diversidad de explicaciones. Existen pocos temas tan prominentes en la Biblia que hayan recibido tan radical diversidad de interpretaciones como el del reino de Dios.

Algunos, como Adolf van Harnack, reducen el reino de Dios a una subjetiva realidad y lo explican en términos del espíritu humano y sus relaciones con Dios. El reino de Dios comprende poderes que penetran en el alma humana y se apoderan de ella. Consiste de unas cuantas verdades religiosas básicas de aplicación universal. Las más recientes interpretaciones de C. H. Dood, conciben el reino de Dios como lo absoluto, como la "otra santidad" que penetró en el tiempo y en el espacio en la persona de Jesús de Nazaret.

Al otro extremo se encuentran los que, como Albert Schweitzer, definen el mensaje de Jesús sobre el reino como una realidad apocalíptica que ha de ser inaugurada por acción sobrenatural de Dios cuando el quehacer histórico se detenga e inicie su existencia un nuevo orden celestial. El reino de Dios en ningún sentido es una realidad espiritual de la actualidad; en él se aúnan lo futuro y lo sobrenatural.

Otro tipo de interpretación relaciona el reino de Dios de una manera u otra con la iglesia. Desde los tiempos de san Agustín el reino ha sido identificado con la iglesia. Conforme crece la iglesia, el reino crece y se extiende por el mundo. Muchos teólogos protestantes han concebido una modificación de esta interpretación, sosteniendo que el reino de Dios puede ser identificado con la iglesia verdadera comprendida en la iglesia profesante visible. Conforme la iglesia lleva el evangelio por el mundo entero, se extiende el reino de Dios. Una versión optimista sostiene que la misión de la iglesia es ganar para Cristo al mundo entero y por consiguiente transformar al mundo en el reino de Dios. El evangelio es la redención sobrenatural en Cristo Jesús, y el reino ha de ser establecido por la proclamación del evangelio hecha por la iglesia. El evangelio no solamente ha de ofrecer una salvación en la vida futura para los que creen; también debe transformar todas las relaciones de la vida aquí y ahora y así hacer que prevalezca el reino de Dios en todo el mundo. El evangelio de redención por la gracia tiene poder para salvar en los órdenes social, económico y político, además de las almas de los creyentes individuales. El reino de Dios es como un poco de levadura puesta en la masa: lenta pero permanentemente la leuda hasta que resulta toda leudada. Así, el reino de Dios es para transformar el mundo por lenta y gradual penetración.

Aún otros conciben que el reino de Dios es esencialmente un modelo ideal para la sociedad humana. El reino no está primordialmente preocupado en la salvación personal o en el futuro, sino en los problemas sociales de la actualidad. Los hombres edifican el reino de Dios conforme laboran por el orden social ideal y se esfuerzan por resolver los problemas de la pobreza, las enfermedades, las relaciones laborales, las desigualdades sociales y las relaciones raciales. La primera tarea de la iglesia es edificar el reino de Dios. 1

A la luz de tanta diversidad de interpretaciones en el decurso histórico de la teología cristiana, muchos lectores reaccionarán diciendo: "Abandonemos las interpretaciones humanas. Vayamos directamente a la palabra de Dios para buscar lo que dice acerca del reino de Dios." El hecho confuso está en que cuando nos remitimos a las Escrituras, encontramos diversidad de declaraciones acerca del reino de Dios casi igualmente aplastante. Si usted toma una concordancia de la Biblia, busca todas las referencias del Nuevo Testamento donde solamente aparece la palabra "reino", hace un breve resumen de cada versículo comprendido y lo escribe en un papel, probablemente se sentirá perdido sin saber qué hacer con la complejidad de las enseñanzas que ofrecen.

La palabra de Dios dice que el reino de Dios es una realidad espiritual del presente. "Porque el reino de
Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz, gozo, en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17). Justicia, paz y gozo son frutos del Espíritu que Dios concede ahora a los que sujetan sus vidas a las normas del Espíritu. Estas tienen que ver con las más profundas fuentes de la vida espiritual, y esto, dice el inspirado apóstol, es el reino de Dios. Al mismo tiempo, el reino es una herencia que Dios legará a su pueblo cuando Cristo venga en gloria. "Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mateo 25:34). ¿Cómo puede el reino de Dios ser una realidad espiritual presente al mismo tiempo que es una herencia otorgada al pueblo de Dios en la segunda venida de Cristo?

Ladd, George Eldon. El Evangelio del Reino. Vida: Miami, 1985. pp.14-25

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