"Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada" (Marcos 13:1-2 BA)

¡Arminio se revuelca en su tumba!

Se han preguntado ¿por qué el evangelicalismo actual se encuentra en el estado en el que se encuentra? Todo sistema filosófico o teológico-cualquier forma de pensamiento-depende de la teoría o de la doctrina en la que se basa. Esa doctrina es la que moldea todo el sistema y le da sus características propias que lo distinguen de los otros sistemas filosóficos o teológicos.

El evangelicalismo, como sistema doctrinal, está sujeto al mismo principio. Pudo haber comenzado con ciertas características propias de las raíces doctrinales que lo hicieron crecer, pero de pronto, por la entrada y aceptación de otras teorías fue moldeado en lo que vemos en nuestros días. Michael Horton escribió en la década de los noventa un gran artículo en la revista Modern Reformation afirmando que el término evangelicalismo debía ser desechado para el sistema teológico protestante que conocemos hoy en día y que es tan popular (ver enlaces traducidos aquí, aquí y aquí).

Todo el argumento de Horton era que el evangelicalismo contemporáneo se había apartado del verdadero sentido evangélico que caracterizó al sistema teológico de la antigüedad. Y Horton tenía razón. Cuando hablamos con aquellos creyentes que no tienen convicciones reformadas vemos un sistema teológico bastante aberrante. Muchos de ellos se definen como arminianos, pero la realidad es otra.

Ciertamente los creyentes que mantenemos una teología reformada somos los menos, pero cuando consideramos a los creyentes que mantienen una posición arminiana clásica, podemos notar que no son tampoco la mayoría. ¿Cuál es el sistema teológico, entonces que domina en lo que conocemos hoy con el nombre de evangelicalismo? Tristemente es el mismo sistema doctrinal que el de Roma.

Han habido muchos reformados que han atacado al arminianismo tratándolo como el complemento católico romano, sin embargo creo que esto es algo injusto. Honestamente creo que el sistema teológico arminiano es inconsistente. Tienen una visión inadecuada del hombre –por lo menos en la práctica; tiene una visión inadecuada de la obra de Cristo; tiene una visión inadecuada del Espíritu Santo; tiene una visión inadecuada de la soberanía de Dios, entre otras cosas. Pero no creo que podamos compararlo con la teología que ha salido del Vaticano. Los arminianos del siglo XVII se identificaban plenamente con el protestantismo, a pesar de no estar de acuerdo con el sistema reformado que fue el que diferenció al evangelicalismo del romanismo.

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