"Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada" (Marcos 13:1-2 BA)

La Trinidad

De vez en cuando en mis disertaciones alguien me pregunta cómo puedo creer en la Trinidad. Mi contestación siempre es la misma. Si no existiese la Trinidad, todavía sería yo un agnóstico, ya que no existirían respuestas. Sin el alto orden de unidad y diversidad personales que hallamos en la Trinidad, no existirían respuestas.

Volvamos a lo infinito-personal. Mirado desde el plano de la infinitud de Dios, hay un gran abismo entre Dios por un lado, y el hombre, el animal, la flor y la máquina por el otro.

Mirado desde el plano de su infinitud, Dios está solo. El es el otro absoluto."El es, en su infinidad, contrario a todo lo demás. Se diferencia de todo lo demás porque solamente él es infinito. El es el Creador, todo lo demás fue creado. El es infinito, todo lo demás es finito. Todo lo demás fue aportado por la creación, por lo que todo lo demás es dependiente, y sólo él es independiente." Esto es absoluto mirado desde el plano de su infinidad. Por lo tanto, en lo que se refiere a la infinidad de Dios, el hombre está tan separado de Dios como lo está el átomo, o cualquier otra porción mecánica del universo.

Pero mirado desde el plano de lo personal que es Dios, el abismo está entre el hombre y el animal, la planta y la máquina. ¿Por qué? Porque el hombre fue hecho a la imagen de Dios. Esto no es únicamente «doctrina». No se trata de un dogma que tenga que repetirse continuamente, como diría McLuhan. Esto es una realidad en las profundidades del problema. El hombre está hecho a la imagen de Dios; por lo tanto, partiendo de la base de que Dios es un Dios personal, el abismo está, no entre Dios y el hombre, sino entre el hombre y todo lo demás. Pero mirado desde el plano de la infinidad de Dios el hombre está tan separado de Dios como lo está el átomo o cualquier otro objeto limitado del universo.

Así que sabemos por qué el hombre es finito y a la vez personal.

No se trata de que ésta sea la mejor solución del enigma de la existencia; es que es la única solución. He aquí por qué debemos mantener nuestra cristiandad con integridad intelectual. La única explicación de lo que existe es que él, el Dios infinito-personal, está realmente presente.* Desarrollemos un poco más la segunda parte la unidad y diversidad personales en el alto orden de la Trinidad.* Einstein enseñó que la totalidad del mundo material podía ser reducida a electromagnetismo y gravedad. Al final de su vida anduvo buscando una unidad entre ambas cosas, algo que uniese el electromagnetismo y la gravedad, pero nunca lo halló. ¿Y qué hubiera sucedido si lo hubiese hallado? Se hubiese tratado únicamente de unidad en diversidad respecto al mundo material, y como tal, hubiese carecido de-significado. Nada hubiese quedado arreglado, porque la necesidad de unidad y diversidad con relación a la personalidad no se habría afectado. Si hubiera conseguido unir el electromagnetismo y la gravedad, tampoco hubiese conseguido explicar la necesidad de unión y diversidad personales.

Por contraste pensemos en el Credo Niceno: tres Personas, un Dios. Alegrémonos de que escogieran la palabra «persona». Independientemente de si os dais cuenta o no de ello, esto fue la catapulta que lanzó el Credo Niceno a nuestro siglo y sus discusiones: tres Personas en existencia, amándose unas a otras, en comunicación unas con otras, antes de que todo lo demás existiese.

Si esto no hubiese sido así, hubiésemos tenido un Dios que necesitaría crear para amar y comunicarse. En tal caso Dios necesitaría al Universo tanto como el Universo necesita a Dios. Pero Dios no necesitaba crear, Dios no necesita al Universo como el Universo lo necesita a él. ¿Por qué? Porque tenemos una completa y verdadera Trinidad. Las personas de la Trinidad se comunicaban entre sí, y se amaban unas a otras, antes de la creación del mundo.

Esto no es solamente una respuesta a la aguda necesidad filosófica de unidad en la diversidad, sino a la unidad y diversidad personales."La unidad y la diversidad no pueden existir antes de Dios ni subsistir después de Dios, porque por mucho que se retroceda siempre se halla a Dios. Pero con la doctrina de la Trinidad, la unidad y la diversidad son Dios mismo: tres Personas, aunque un solo Dios. Esto es la Trinidad," y no menos que esto.

Debemos agradecer que nuestros antepasados cristianos comprendieran bien esto en el año 325 d.C. cuando recalcaron las tres Personas de la Trinidad, tal como claramente lo declara la Biblia. Observemos que ellos no inventaron la Trinidad para dar respuesta a las cuestiones filosóficas que los griegos de aquellos tiempos entendían muy dinámicamente.

Es precisamente todo lo contrario. El problema de la unidad y la diversidad existía, y ellos vieron que en la Trinidad, tal como se enseña en la Biblia, tenían una respuesta que nadie más tenía. Ellos no inventaron la Trinidad para hacer frente a la necesidad; la Trinidad ya existía y hacía frente a la necesidad. Ellos comprendieron que en la Trinidad tenemos todo lo que estas personas están discutiendo y definiendo, pero para lo que no tienen respuesta.

Indiquemos una vez más que ésta no es la mejor respuesta, es la única respuesta." Nadie más, ni los filósofos, nos han dado jamás una respuesta a la cuestión de la unidad y la diversidad.' Por eso, cuando las gentes nos preguntan si intelectualmente nos sentimos apenados por la cuestión de la Trinidad, yo siempre les remito a su propia terminología: unidad y diversidad.*Todos los filósofos tienen este problema y ninguna filosofía tiene la respuesta*La cristiandad tiene una respuesta en la Trinidad. La única explicación de lo que existe es que él, el Dios trino y uno, está presente.»

Entonces ya hemos dicho dos cosas. La única respuesta al problema metafísico de la existencia es que el Dios infinito-personal está presente; y la única respuesta al problema metafísico de la existencia es que él, la Trinidad, está presente: el Dios trino.'

Schaeffer, Francis A. El está presente y no esta callado. Logoi: Miami, 1974. pp.15-33

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