"Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Y Jesús le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada" (Marcos 13:1-2 BA)

¿Es Juan 3:16 el aguijón en la carne de la Predestinación?

“¡TODO AQUEL SIGNIFICA TODO AQUEL!, escuché en una canción cantada por un coro en una iglesia, hace más o menos un mes. No era necesario pensar mucho como para descubrir el viento teológico que impulsaba las olas de estas palabras, y ver un “ataque pasivo” a las doctrinas de la Gracia, o el calvinismo bíblico. Es que, a la mente de la mayoría, creer en Juan 3:16 – que dice que la salvación es para “TODO AQUEL” que quiere creer-, y creer que hay un Dios que escoge a quién salvar y a quién no, es terrible; es herejía, es proponer a un Dios tirano. 

La lógica normal, lleva a las sinceras mentes de varios evangélicos a desechar cualquier doctrina que esté fundada en Predestinación y Elección Soberana- por lo menos, cuando el destino de las personas está en juego. Y la verdad, quiero que pienses conmigo un momento. No están tan lejos de la verdad: ¿qué clase de hereje pensaría que Dios juega con los hombres, dándoles la oportunidad para que escojan lo que quieren, y luego Él ser el que termine decidiendo qué hacer y qué no, independientemente de la elección del ser humano?

Eso nos haría robots; o peor aún, marionetas. Y Dios es dibujado como el Titiritero que hace lo que se le antoja con nosotros los títeres, y por un lado sabemos que tenemos que tomar decisiones, pero por el otro lado, no importa: total, Dios hace lo que se le da la gana; quieras o no.

Lamentablemente, eso es lo que el cristiano promedio piensa sobre el calvinismo. En parte, tienen razón, pues no nos hemos sabido explicar de una manera bíblica y coherente. Déjame ponerte un ejemplo. Normalmente, han venido amigos y conocidos a preguntarme: ¿Estás del lado del libre albedrío o de la Soberanía de Dios? Ahora, te voy a explicar cuál es la respuesta que normalmente, nosotros le damos: “¡Absolutamente la Soberanía de Dios!”.

Sin embargo, hemos dado la respuesta incorrecta. ¿Por qué? Pues, porque lo que una persona normal entiende por el término libre albedrío, no es exactamente lo que nosotros entendemos por ese término. He descubierto que casi- para no decir, totalmente-todas las personas a las que le pregunto que me definan lo que quieren decir por libre albedrío, lo describen en términos de responsabilidad humana. Esta es la respuesta común: “libre albedrío significa que el hombre escoge lo que desea y lo que quiere“. Entonces, si esa es la definición real, ¡claro que lo creo! Y de hecho, la teología Bíblica y Reformada jamás, jamás, jamás ha negado que el hombre es responsable y siempre escoge lo que desea.

El problema es, no que el hombre no sea naturalmente libre para escoger lo que quiere: no; antes, que todo lo que quiere es pecado, pecado, y más pecado, y siempre escoge ‘libremente’ lo que ama, a saber, el pecado. La gran mayoría de los que odian las Doctrinas del Calvinismo, en vez de entender lo que se llama la Total depravación, lo transforman en Total erradicación; (esto es, que el hombre, luego de la caída, ha quedado en una posición monstruosa que no le permite escoger por el evangelio y Dios). “Entonces”, según ellos, “Dios juega con el hombre, porque le pide a un elefante que vuele, lo cual obviamente es imposible”.

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